¿De dónde saco un Hueso para el invierno?



Aunque parezca altamente difícil la campaña "Un hueso para hacer cucharita en el invierno", nada es imposible, nos diría Ricky Martin. Luego de meses de lectura y seguimiento de este blog, creo que estamos en condiciones de pensar y soñar con un hueso que ronde lo ideal; al menos sabemos qué buscar. Eso ya es un paso bastante importante.

Hay varios puntos para tener en cuenta a la hora de buscar al Hueso para el invierno. Como bien nos preguntó una colega: el lugar. El lugar donde buscar es fundamental, porque ya a esta altura de la vida del otoño no podemos ir con la minifalda al boliche a pescar un Hueso. Tiene que ser alguien que ya le tengamos echado el ojo.

Hagan memoria, piensen en sus años mozos, a quién le tenían ganas, ese amigo del amigo del amigo que se partía solo, pero era demasiado esfuerzo para ese momento. ¡Ha llegado el momento de remar! Queremos un Hueso lindo y al menos un poco conocido (no vamos a meter en nuestra cama al primer extraño que encontremos, por favor les pido). Piensen en ese compañero de colegio que tan bueno estaba, pero en ese momento no daba involucrarse con nadie del curso. Piensen en ese primer trabajo que tuvieron y en aquel muchachito con quien te hacías ojitos, pero nunca te animaste a nada, porque creías que ibas a formalizar con el chico que te curtías... ay, zonza... Vayan a lo más profundo de su memoria, y si no hay nadie es hora de que tu amiga te devuelva el favor: que te presente a un amigo. Basta de vueltas. Todas tenemos un amigo para presentar, pero no lo queremos entregar sólo para no hacer turbias mezcolanzas. Afuera esos miedos, estamos en época de crisis.


Es importante que tengan presente que si bien un hueso tiene que estar un kilo y dos pancitos, en este caso nos interesa más que sea lo que se dice un pan de dios, no cualquiera merece hacer cucharita con una, ¿o me equivoco?. Dejemos la histeria de lado, los pensamientos enroscados, las falsas expectativas, el invierno se avecina y no nos puede encontrar solas bajo 5 colchas. Tenemos que encontrar a nuestro hornito privado.

Ya sabemos que es difícil, pero no pierdan la esperanza. Se los dicen una sabuesa sorprendida por hombres que renacieron desde las cenizas...



Seguiremos con más data para que la campaña "Un hueso para hacer cucharita en el invierno" dé la vuelta al globo.


Ha dicho, Regina Falange

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La Campaña del Otoño

Todos somos concientes de que estos días de calorcito son una excepción al otoño. Es hora de afrontar los hechos y caer en la cuenta de que el frío acecha a la vuelta de la esquina, no somos más que seres indefensos desprovistos de abrigo. Es por eso que El Manual inicia una nueva campaña para que nadie tome frío en el invierno.

"Un Hueso para hacer cucharita en el Invierno" es la nueva campaña del Blog, que busca que todos los sabuesos aprovechemos estos meses de otoño para encontrarnos un Huesito copado para que nos de un poco de calorcito.

El verano ya pasó. Pasó la joda, la cháchara. La realidad es que el invierno no se presta para salir todas las noches de levante, todas las tardes a la plaza, no se presta para ir a la playa. El frío nos achancha y no da quedarse encerrado solo mirando películas de mala calidad por internet.

Es hora de armarse de coraje, juntar las últimas fuerzas que nos quedan y arrancar con la campaña "Un hueso para hacer cucharita en el Invierno". Pero Uds. se preguntarán ¿y de qué consta esto? Pues es obvio, conseguirse un Hueso que nos haga cucharita en el invierno. ¿Pero no es peligroso? No, porque cuando viene la primavera el Hueso se manda a mudar. Es sólo por unos meses.

A nadie le gusta estar solo con frío encerrado en su casa, así que... hombres, mujeres, dejemos el orgullo de lado y arranquemos a buscar a ese Huesito, que no necesariamente tiene que estar para untarle crema en el pecho, simplemente tiene que ser lo suficientemente tolerable para verlo por tres meses. Que hable poco, que sea simpático, a mayor masa muscular más abrigo, tenganlo en cuenta eso... Si vive sólo mucho mejor, si tiene auto más, así nadie tiene esperar el bondi bajo la lluvia.

El plan es tener a alguien con quien pasar el invierno. No novio, no amigovio, no soledad, un Huesito que viene a la trasnoche.

¡¡¡A ponerse en búsqueda que ya empezó la campaña!!! Yo por mi parte, ya estoy en eso ;-)




Saludos para todos, gracias por leernos y difundirnos.


Ha dicho, Regina Falange

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Historias de huesos de gente con hambre

Empezaba el 2007 y con él, mi primer verano de soltera. Vivía de fiesta, no me importaba si quedaba en Monte grande o en Zarate brazo largo, mi presencia era inexcusable.
Febrero. Carnaval de Gualeguaychú, nos encontramos con unos amigos allá. Que la comparsa Mari Mari, que fernet va, birra viene, sumado a que durante el día, sale playita, con buena música, buena gente, la lluviecita que cae en forma artificial, se forma un clima ideal para la caza… pero claro una esta embebida en ese clima y no puede distinguir fácilmente un hueso potable de un espejismo de hueso, así me pasó a mi.

Mis amigas y yo nos pusimos a hablar con un grupo de flacos de Luján. Había uno con buena onda, pelito mojado salido del agüita, buen lomo, nadador el flaco y pinta de buenazo como toda gente de provincia. Y como yo ya había juntado un no muy extenso prontuario de www.huesos soretes.com, este me pareció Ghandi.
Fuimos a bailar en el medio de la pista y al ritmo de: "armate uno, armate uno, Hernán" nos dimos unos besos bajo la lluviecita artificial, que luego continuó en el río, imagínense… el panorama ideal.

Llegó el momento de volver. Que dame tu cel., que dame tu mail.
En la semana arreglamos para salir el sábado. Yo, en ese momento, trabajaba en San Telmo y como el pajuerano este no sabía dónde estaba ubicado, le dije de encontrarnos en la 9 de julio. No sé si a ustedes les pasará seguido, pero yo sé cuando una cita va a ser desastrosa desde el momento en que me subo al auto y/o abro la puerta. En ese mismo instante digo: "ya me quiero ir", y todavía ni empezó. Igual una le pone toda la onda, ojo, también pasa que nos pueden llegar a sorprender y el sapo se convierte en príncipe.

Apareció en un Duna blanco, bien remís (a mi esas cosas no me importan... mucho), un poco destartalado, con sus años de camino. El hueso se bajó con la cabeza llena de claritos… sísísí… claritos ¡¡que se dejaron de usar e el 2000 más o menos!! y encima como vieja de peluquería que se arregla los sábados para salir estaban recién hechosssssss. Obviamente el pelito ya no estaba mojado por el agüita de Gualeguaychú era el pelo de moni-argento con claritos, ¿se van imaginando no? Tenía una camisa arrugada como si fuera de bambula, pero con rayas naranjas y verdes, jean tipo cargo y una campera (dicho por él) comprada de alguna feria símil “Mercado de las pulgas”. Eso no fue todo… ¿qué tenía puesto además?... Una riñonera de corderoy colgada al hombro obvio, ¡por dios!, irremontable…

El infeliz no sabía cómo desenvolverse en Capital y yo que soy media lela en cuanto a ubicación, no quería perder tiempo, quería que la salida fuera lo más rápida posible. Así que le tiré un "salgamos por acá, así no te perdés". Imagínense caminando por Corrientes, doce de la noche: lleno de basura, cartoneros, él, su riñonera y yo, muy romántico. ¿A dónde entramos?, "Los Inmortales"… ¿No saben qué es? Pregúntenles a sus viejos, a sus abuelos. Es una pizzería muy vieja, más vieja que Matusalen, donde los mozos están vestidos de blanco, y la pareja más joven tenía 50 años.

Comimos pizza de rúcula, el “sohue” no paró de hablar en toooooda la cena, menos mal porque yo no tenía nada para decir, más que: ¿¿De dónde saliste?? ¿Dónde estoy? ¡¡¡¡Quiero a mi mama!!!!
Y no va que me tira la frase célebre de la noche...: "si me queda verdecito entre los dientes me avisás, y si te queda a vos yo te aviso" ahh, NOOOO!!!! Era demasiado, mi líbido no existía, pero si hubiese existido con esa frase matadora iba directo al piso.

Él quería seguir la salida, así que me dijo de ir a tomar algo, y ¿dónde entramos?, a un cabarulo!!!!!!!!! Claro, era muy temprano así que estábamos solos, literalmente solos.
En esa época por más que la cita fuese mala si el “sohue” me tiraba la boca y bueh… yo hacía un acto de caridad. Así que lo hice. Nada cambió, siguió siendo the worst date ever!!

Ya era hora de irnos, yo ya demostraba signos de cansancio ficticio y al hueso se le ocurre parar en un hotel. A ver si me hago entender, no un TELO, un hotel de pasajeros esos que tienen las banderas de todos los países, esos q datan de 1810:
Hueso: "Dale, nos hacemos unos mimos, unos masajes, no sabés los masajes que hago"
Sol: "No, no vos te equivocaste, yo no voy tan rápido, no me sentiría cómoda". (Mentiiiiiiraaaaaaaa, si era dable me tiraba en la cama haciendo el salto del tigre).

Así terminó la cita, se larga a llover, él me llevó a mi casa… No sé qué camino agarró, que paró en un peaje y como no le andaba la ventanilla, tuvo que abrir la puerta para pagar!!! Listooo!!! Nunca sentí tanta satisfacción al llegar a mi casa, esa satisfacción que se siente cuando uno termina las cosas más torturantes de nuestras vidas.

Al otro día me suena el celular, ¿a qué no saben quién era? El “sohue” para decirme lo mal que había estado yo por no haberlo llamado para ver cómo había llegado sabiendo que él no era de capital y que llovía. ¿¿Lo pueden creer?? ¡¡Como si lo hubiese dejado en el tren sarmiento a las 5 de la mañana!!
Seguido a ese día, hubo llamados que nunca contesté y una charla por msn en la que él me pregunta: “¿Qué pasa Sol, tenés miedo a enamorarte?"

Sin palabras.... el lujanero buscaba la madre de sus hijos, yo buscaba una cita y volver a encontrarme con aquel espejismo que claramente fue un espejismo q se debe haber formado por el calor, por el alcohol en sangre y sobre todo, por el exceso de hormonas.


Sol

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Tejiendo Redes Huesísticas

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Gráfico elaborado por Manjula

Dedicado a Diana Fulvi, profesora de biología que nos inculcó el amor por las redes conceptuales.



Safe Creative #0907094111646


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Historias de huesos de gente con hambre

Día del amigo 2008: como todos los años, reunión multitudinaria con amigas/os, comida, alcohol. Hora prudencial para salir: fuimos a bailar. Ebriedad de por medio, grupo de minitas, se acerca un grupo de flacos, uno de ellos trata de entablar conversación conmigo, palabra va, palabra viene, me pregunta como me llamo, a lo qee yo, ebria, respondo "adivina mi nombre" (típico de un estado de ebriedad SEVERO). entró a tirar fruta, hasta que me cansé y le dije. Acto seguido, le digo "vos tenes una cara de Fulanito que se te cae"... a lo que el respondió "¿cómo sabes que me llamo Fulanito?", carcajada de por medio, seguimos charlando y o casualidad, vivimos cerca. Como sus amigos se estaban yendo, me dice "mañana anda a tal lugar a las 17hs. que te paso a buscar", yo, obviamente, le dije que no, no sólo porque me iba a despertar con suerte a esa hora resacosa, sino porque era el día del amigo y no daba, entonces me pidió mi celular. El muchacho sale de escena.

Una llamada al Cel. a las 12 del mediodía me despierta luego de una laaarga noche: número desconocido, "hola Fulanita? que hacés, cómo andás? habla Fulanito. Te llamaba para invitarte a comer un asadito a mi casa". WHAAATTT????? ooooooobviamente, mi respuesta fue NO, “estoy hecha mierda lo dejamos para otro día”, a lo que respondió "bueno, vos te lo perdés". AAAHH BUE-NO.

La semana siguiente fue una seguidilla de invitaciones (a "ir a dar una vuelta", a "ver una peli", etc).Llega el sabado y Fulanito empieza con su chamuyo (nada del otro mundo), y terminamos a los besos en el boliche, pero claro llega un momento que el lugar cierra... “¿y ahora que hacemos?” (típica pregunta), me dice "vamos a mi casa?" a lo que yo respondo "no, mejor vamos a la mía" (donde estaba mi amiga durmiendo). Llegamos a mi casa, beso va, beso viene. a eso de las 11 se va. No había pasado nada más que unos besos medio apasionados.
Al fin de semana siguiente, lo mismo, nos encontramos donde siempre, fuimos a mi casa, tirados en el sillón a los besos, para y me dice (cabe aclarar que lo que voy a contar ahora habrá pasado en un lapso d menos d 3 minutos, que para mi fueron como dos horas):

-¿Te querés venir a vivir conmigo?
-Yo: no, tengo que estudiar. -Mientras pensaba este se fumó un colibrí. No me deja terminar de respirar y me dice:
-¿Querés ser mi novia?
Yo descompuesta: definitivamente se fumó el colibrí. Cabe aclarar que nos "conocíamos" hacia dos o tres semanas. Mi respuesta fue un obvio “NO”, y me pregunta:
-¿por qué?
-¿por qué?, ¡porque no!

Yo ya estaba acalorada, descompuesta, pálida, no entendía nada. No termino de asimilar lo que había pasado y me dice:

-¿Querés venir a casa hoy a la noche así conoces a mis viejos? Chau, este al colibrí qee se fumó le puso chimichurri.
EN MI VIDA me había pasado algo similar. Yo creo que ya estaba con la presión baja, el tipo me tiró con artillería pesada y me agarró desprevenida. Obviamente le dije que no, ni en pedo, que ni daba... etc.
La situación incómoda pasó cuando empezamos a los besos de nuevo.
Nota del redactor: esta situación se repitió más adelante, mis respuestas fueron las mismas, así que parece que el muchacho había entendido la idea o dejo de fumar colibrí.

En el transcurso de los dos o tres meses siguientes nos veíamos donde siempre, nos dábamos unos besos pero por una cosa o la otra no pasaba nada más, hasta que la última vez que hablamos antes que yo me fuera de vacaciones , me dijo de hacer algo.

El sábado me llama a la tardecita y le digo que mi casa es zona liberada, y me dice que espera mi llamado. Una o dos de la mañana, llamo, CELULAR APAGADO. Él se lo pierde, al otro día me fui.

Vacaciones: como donde yo estaba no había señal, ni me enteré si me llamó o no, igualmente en ese momento no me importaba. Llego un jueves a la noche de las vacaciones. el viernes a la tarde, me llama (o sea, me huele), le digo que estoy cansada, lo cual entiende, así que hacemos algo mañana. Sábado a la noche: sale plan con amigas, así que ni lo llame ni le dije nada. Domingo a la noche: a eso de las 2am. llama, no atiendo, estaba en pijama viendo una peli a punto de ir a dormir... no daba.

Llega el martes a la tarde y me llama "¿qué haces?, ¿cómo andas? ¿querés hacer algo hoy? Bueno, yo ahora estoy trabajando, cuando salgo del laburo te llamo y arreglamos, porque vos no me llamas nunca" (Ah, mira vos, reprochón el muchacho). Cuestión que acepto y me quedo a la espera de la llamada. 22hs. nada... 24hs. nada... miércoles, jueves, viernes ... NADA. cuestión, que ya pasó más de un mes que no me llama. DESAPARECIÓ, se lo trago la tierra. Tampoco piensen que soy una histérica que espera siempre que el macho llame, no no no, lo llamé reiteradas veces, "destino Movistar. Usted se ha comunicado con la casilla d mensajes de...".Resulta que como mi queridísima anfitriona de los almuerzos, Mirtha, yo soy muy memoriosa, y recordé que en alguna charla él me había comentado que también trabajaba cerca de mi casa. Hará una semana, cuando iba a la casa de una amiga, pasé por el lugar, y ahí estaba. Ah! su celular está apagado todo el tiempo. No llamo más.

Yo no soy Penélope, no me quedaré esperando tejiendo y destejiendo, siempre se puede encontrar algún que otro huesito para entretener al paladar... y si este vuelve... veremos...


Anónima

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Delineando al hueso ideal

En alguna época de nuestras vidas, sea cual fuera, nuestro sueño no es encontrar al hombre ideal, el amor de nuestras vidas, nuestro cómplice y todo…
Algunas veces buscamos libertad más que una cosa que nos traiga mayores complicaciones aún. La solución se presenta en forma de Hueso, que por su morfología preestablecida nos saca del un aprieto, pero también nos condimenta la rutina.

Es un buen ejercicio si, antes de lanzarnos a la búsqueda con todos los recursos que tengamos a la mano, hacemos una lista de las cosas que queremos que haga/ tenga/ sea nuestro futuro huesito.
Y si tuviéramos la posibilidad de reunir todas estas listas, bocetos, con tachones y todo tendríamos como resultado común más o menos lo que sigue:

*disponibilidad máxima que se adapte a nuestra agenda. Empieza el año y ya no contamos con las tardes, las noches, las madrugadas al pedo. Debemos aprovechar cada hueco en la semana, en el fin de semana… y qué mejor que nuestro hueso esté ahí… al pie del cañón.

*Claro que el punto anterior se destruye cual pompa de jabón si se nos torna un pesado… un hueso con actitud desinteresada y medio rebelde no va a provocar nuestros bostezos de a montones. Al contrario, siempre vamos a querer estar divinas y sexys para su disfrute… (y por supuesto, el nuestro, guiño, guiño)

*No pretendemos ningún tipo de compromiso, proyecto o adopción de alguna obligación. Pero nunca está demás que nuestro hueso nos pase a buscar, responda mensajitos, proponga salidas concretas (No un simple: “nos vemos”… para eso, ¡a cerrar la boca!)

*Que pueda articular dos ideas seguidas. No es mucho pedir que compartir una cerveza venga con algo más que con palitos.

*Ideal: que tenga un trabajo copado, que practique algún deporte extremo, que sea músico, le guste el cine y leer… y mucho mejor, si tiene el nivel exacto de pelos en pecho que nos gusta. (No, no es tomar una opción entre las dadas, es mejor si hace todo.)

*Y el requisito último y fundamental, que es el cimiento de nuestro manual, es que desde el vamos tenga la bondad de acordar las reglas del juego. No cuesta nada sentar a tu hueso y decirle: “querido/a, así es… que así sea…”. Y que se haga la luz…
Esto evita posteriores mandadas a la conchinchina (o a alimentarse de alfalfa, como el lector lo prefiera), eliminación de celulares, mails y perfiles en facebook, e indignación de onda larga subsiguiente.

Parece imposible (y está cerca de serlo) encontrar un hueso así… pero bueno, respiremos profundo y a buscar, que parece ser que los perros de Pavlov con eso del ensayo y error llegaron lejos…

Minujin, Marta

*dedicado a los fabricantes de anotadores que se alimentan de nuestra obsesión por hacer listas frente a cualquier evento de nuestras vidas.


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Las reglas de los buenos huesos

1. LOS HUESOS NO SE ENGANCHAN

Un gran error es creer que por ser hueso en un futuro puede pasar a mayores, y otro gran error es creer que el otro ya se enamoró y está buscando salón para la fiesta de casamiento. Así que por favor basta de repetir una y otra vez la maldita frase “es que no quiero que te enganche”
Así como nosotros somos huesos para ustedes, ustedes son HUESOS para nosotras

2. EL HUESO ES GAUCHITO

Todos queremos cruzarnos con gente gaucha. Todos deberíamos aprender a ser más gauchitos, el mundo estaría más complacido, no habría tanto stress, la gente andaría con una sonrisa por la calle pues sabría que al final del día algo bueno espera, no una tablita, no un egoísta sino un encuentro gauchesco... del bueno

3. UN HUESO NO REPROCHA NI ADMITE REPROCHES

¿Qué estamos dispuestas a sacrificar por un hombre? nada ¿Qué tendría que sacrificar un hombre por una mujer? Nada.
Lo maravilloso de ser Hueso es que ningún reproche es válido.
El Hueso no está para cursilerías, para eso están los novios que tiene los huevos preparados para ser hinchados y aguantan tus mambos y vos sus celos, groserías, olvidos, descuidos, etc.

4. UN HUESO NO ES POSESIVO

El buen hueso, cuando te ve llegar con ese escote prominente, empieza a pensar en las cosas que te haría. Se pone orgulloso de ver que sus amigos te relojean las tetas y le clavan la mirada diciendo "qué caramelito te estas comiendo, papá".
El buen hueso no se indigna porque camines revoleando el culo, pasa y te lo toca susurrandote al oído "te parto toda".
Al buen hueso no le interesa que más hombres te deseen, lo único que le calienta es que en la cama te tiene a vos. Y cuanto mas en bolas andes, más rápido te saca la ropa.

5. UN HUESO SABE DE DISCRECIÓN

Es mejor un hueso calladito que va directo a la acción que un gil que cree que diciendote cosas del estilo “esta noche estás más linda que la luna” te va a levantar. Los huesos que hablan de más por lo general tienden a creer que una va a caer rendida a sus pies en dos citas. No señores, no nos enamoramos solo porque nos halagan gratuitamente. Las palabras no hacen nada más que generar momentos innecesarios.

6. UN BUEN HUESO SE ADAPTA A LOS CRITERIOS PROPIOS

Hay que elegir con criterio. Sea cual fuere. Nunca traicionarlo. Sino, nuestra buena intención y expectativas de buena onda se destruyen en un simple segundo… si desde el vamos no hay criterio… a bancarse lo que viene. ¡Que caigan las vendas y a estar más despiertas desde el comienzo! ¡Arriba la intelectualidad huesística!

7. UN BUEN HUESO TIENE QUE ESTAR BUENO (LEÁSE CALENTAR)

Aclaremos que de un hueso no nos importa su interior. No nos interesa si es políglota o conoce a la perfección las reglas de la física. Nos gusta como es, nos calienta su lomo, nos derrite su boca.

8. EL HUESO NO HACE PLANES A FUTURO

El hueso es para pasar el rato, divertirse. Que me importa si en el futuro quiere tener una hermosa familiar con 5 crios, hay que agradecer que para eso falta mucho. El problema es cuando tu hueso te empieza a ver con ojos de futura mamá, ahí te ves atrapada en el terrorífico mundo del noviazgo, y es el momento de hacer cualquier cosa que ahuyente a tu futuro marido.

9. LOS HUESOS NO SON EXIGENTES

El HUESO te llama cuando quiere ir al telo (dentro de 15 minutos, porque se le cayó otra cita y no sabe qué hacer con los texturados que había comprado). Ese hueso al que no le importa si estás arreglada o no...sólo quiere sexo; Ese hueso al que no le importa si te depilaste o no...podés ser un cactus que él no te va a hacer asco; Ese hueso que no te pregunta "¿te gustó?"...sólo se viste y a otra cosa.

10. EL HUESO NO NECESITA MENTIR

Lo bueno de los huesos, es que al final del día nadie da explicaciones, entonces carece de sentido inventar e idear artimañas para “no herir al otro” porque todas mentiras estratégicas innecesarias se solucionarían mejor con un: “bueno, querida, esto fue”.

11.UN BUEN HUESO NO ES HISTÉRICO

He aquí la raíz de todo mal que atenta con las relaciones huesíticas: ¿qué espera una mujer que va a la casa-telo-bulo con un flaco? ¿para qué acepta ir, si no está para nada dispuesta a hacer lo que todos sabemos que fueron a hacer? ¿Supone que es el amor de su vida? ¿O acaso cree que cuando su macho la invita a “un lugar más tranquilo”, le está insinuando participar de un café literario en la Biblioteca Nacional?
NO jueguen con los andrógenos y la testosterona…en verdad son hormonas potentes. Por eso si aceptan ir a “un lugar más tranquilo”, por el amor de Dios, les pido…REGÁLENSE o, al menos, véndanse a un precio asequible.


El Manual del Buen Hueso


*Dedicado a los que estamos en la lucha diaria por ser mejores huesos...

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Verano: época de cacería

El verano tiene la dicha de implicar vacaciones y tiempo de ocio, y que mejor que buscar huesos durante el tiempo al pedo que una dignamente se ha ganado luego de todo un año de arduo trabajo y esfuerzo. El verano es ideal para aprovechar esas tardes sin planes con algún huesito lindo y simpaticón para que te entretenga de sobremanera y de paso te ayude a mantenerte en forma... pero para lograr esto hace falta más que sólo desearlo; hay que trabajar, remar y esmerarse porque los huesos no caen del cielo, todavía.

Como ya bien sabemos el mercado huesístico está complicado, este Blog no existe porque somos unas molestas,el mundo lo necesita, somos como el Estado norteamericano tratando de salvar a cuanto banco está por irse a la quiebra. Y como existimos es nuestro deber insitar a todos a que en esos tiempos libres se esfuercen en buscar huesos, ya sea por msn, facebook (que es el nuevo boom, checkeenos allí), en la calle, en boliches, bares, levantándose a los amigos de tus amigos, a los primos de tus amigas (nunca hermanos, es muy complicado), a compañeros de la facultad, compañeros de la facultad de tu hermano, de donde sea. La vida nos corre y el verano es el momento para encontrar a ese huesito que te va a acompañar el resto del año, así que hay que esforzarse.

Tal esfuerzo no es en vano, y casi sin querer te levantás a ese Hueso que le tenias unas ganas terribles, pero por tiempo y baja autoestima no te animabas a encarar. Si, si, el verano es el momento para juntar la fuerza para apuntar alto, bien alto. Y cuando menos te lo esperás estás viendote con ese flaco ideal: se parte solo, es inteligente, es más grande que vos, te invita a donde sea y cuando sea, vive solo, tiene auto, más perfecto no puede ser.

Estás en diciembre y ya tenés Hueso para roer durante todo el verano, mejor no te puede haber salido. Pero como todos sabemos, esa dicha no es libre de pálidas. Vos, zonza, creías que porque era más grande y tiene su vida hecha no se iba a enganchar, pero un día, una tarde, te agarra de la mano, te mira a los ojos y te dice "nunca me había sentido así con alguien, me gustás en serio" ¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!!! tu perfecto y macabro plan se acaba de ir por la borda... tu hueso se te enamoró, y lo último que querés es terminar con novio EN EL VERANO. Los novios duran lo que dura el frío para hacer cucharita y sólo si hace muuuucho frío.

De buenas a primeras te ves enredada en lo que aparenta ser el inicio de una relación, un horror, ¿cómo resolver esto?. Es complicado, pero todo tiene solución. En primer lugar siempre es sano decirles que si como a los locos. "¿querés que seamos una pareja?, daleeeee" y por atrás hacés la tuya. A la gente le gusta escuchar lo que quiere. Pero a veces eso no es suficiente, y empiezan los planteos, porque si sos su pareja tenés que ir a los cumpleaños de sus amigos, visitarlo seguido, y esas cosas. Ahí es cuando le tenés que decir que te está asfixiando y que si quiere que esto resulte te tiene que dar tu espacio. Ante la amenaza reculan, no dura mucho, pero al menos te da tiempo para planear tu estrategia. ¿Seguís intentando o entrás en campaña para buscar un nuevo hueso? Allá Uds.

Opción A: seguir y ver hasta donde estirás, capaz te saca de quicio y lo mandás a mudar o capaz resulta ser una pareja en potencia (como ya sabemos muchas se enganchan con sus huesos). Lo importante es que uno marque los tiempos, no el otro.

Opción B (la más divertida): La estirás con tu hueso enamorado hasta que encuentres otro un poco menos enamoradizo. Es complicado, pero no imposible, hay que dejar bien en claro que hay que ir lento, sino todo se destruye, y cuando conseguís a tu otro hueso, le decis "te pedí tiempo y me abrumaste, lo siento, no puedo estar en una relación así" Quedás como una reina y lo que es más importante, no sola.

Recuerden: el verano está para descansar y conseguir a ese Huesito que te va a acompañar el resto del año, elijan bien.


Ha dicho, Regina Falange

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PLEGARIAS PARA UNA NIÑA DESHUESADA


Hay algo que se repite en cada una de nosotras y es que ya desde niñas, soñamos siempre con el príncipe azul.
A los cinco años, tenés tu Barbie y tu Ken, a los que le celebrás matrimonio a diario. Ella, radiante con su vestido de novia blanco; él, vestido en jaquet, con su melena rubia al viento y sus dientes blancos relucientes. Es el mejor día de sus vidas y vos creés que a los veintiuno (cuando seas re-grande), tendrás también tu boda soñada.
Alos diez, te soñás Paty Mayonees, siendo amada en secreto por Doug Narinas, dispuesto a hacer cualquier cosa por conquistar tu amor. No te interesa que sea pelado y huevón y que encima tenga conversaciones con un perro.
A los trece, envidiás a tu amiga que se puso de novia con “él”, ese chico que una vez la invitó a tomar un helado (pero su mamá no la dejó ir) y hace poco, se atrevió a caminar con ella de la mano.
A los quince, y justo para tu cumpleaños con fiesta y vestido incluido, estás de novia con el que creés será el amor de tu vida. No perdés la oportunidad de bailar el Vals junto a él, de sacarte mil fotos y de no despegarte ni un segundo en toda la fiesta de tu primer novio. Vestido de traje y chaleco gris topo, ahora te morís de ternura, pero te querrrás morir cuando al mes lo dejes porque te des cuenta de que es un nabo y veas el video de tu fiesta en el que él aparece aún más que vos, bailando al ritmo de La Isla del Sol. Un zapato.
A los diecisiete, te vas de viaje de egresados. Esta vez estás de novia hace un año y medio. Le jurás que te portarás súper bien y así lo hacés: chateás con él todos los días, volvés del boliche a la una y media de la mañana y hasta dormís la siesta en Bariloche, cual jubilada en pleno viaje a Las Toninas. Un año más tarde, el que se va de viaje de egresados es él, que es más grande que vos pero repitió dos veces. También te jura y perjura que se portará como un duque, pero lo cierto es que putanea a más no poder y a la vuelta te deja. Sos la más cornuda de la comarca. Un bajón.
A los diecinueve, ya terminaste el CBC y empezás la facu esperando encontrar un compañero intelectual, buena persona, fiel, leal, estudioso, divertido y fachero.
A los veinte, te das cuenta de que los hombres en la facultad escasean. Al 60% no los tocarías ni con un puntero láser; el 20% son gays; el 15% son ñoños y el 5% dable, por supuesto está casado.

Así que aquí nos encontramos. Veinte, veinticinco años después de que nuestra madre nos diera a luz. Hemos vivido aproximadamente un 25% de nuestras vidas y transitado por diversos estadios en lo referente al amor. Aquí vale la pena hacer un parate e imaginar el futuro. Cualquier vida normal, continuaría así:

A los veinticinco, empezás a salir con un pibe simpático, sólo porque tu amiga que estaba de novia quería tener una pareja amiga con quien salir. El flaco te empieza a caer bien, aunque es medio goma.
A los veintisiete, la relación continúa. No es nada descomunal, pero creés que ya es tarde para empezar a buscar machos…a esta edad, la mayoría ya está encaminada al altar. Al fin y al cabo, algo de cariño le tomaste al muchacho. Y tienen relativamente buen sexo.
A los veintinueve, Carlitos te pide matrimonio. Vos te das cuenta de que ya estás en edad de sentar cabeza y aceptás.
A los veintinueve y medio, cinco meses antes del casamiento, Johny, tu amor del secundario (sí, el que era más grande que vos pero había repetido dos veces), reaparece en tu vida. En una noche de borrachera, tenés el mejor sexo de tu vida y el pibe, que en realidad ya tiene más de treinta, te pide que no te cases con Carlitos, confesándote que él siempre soñó formar una familia a tu lado.
A los treinta, te casás. Con Carlitos, por supuesto.
A los treinta y dos, tienen un hijo, al que llaman Carlitos Jr.
A los treinta y cinco, le confesás tu aventura prenupcial. Él te dice que siempre lo supo, es más, que el mismo Johny se lo dijo, pero como te ama sideralmente, consideró que si a vos te había hecho bien, entonces a él también.
A los treinta y cinco y dos minutos, te das cuenta de que te casaste con un pelotudo.
A los treinta y seis, te divorciás.
A los treinta y siete, conseguís el teléfono de Johny y, con la excusa de armar una fiesta por los veinte años de tu egreso, lo llamás. Te atiende el hijo, de cinco años y te dice que el papá está durmiendo. Vos, sin alterarte, enseguida pensás: “bueno, yo también tengo un hijo de cinco años, quizás se hay divorciado o sea infeliz junto a su mujer”. Pero no. El pibe te pasa con la mamá, que en realidad estaba ocupada cambiándole los pañales a los mellizos recién nacidos y preparando malteadas con leche para toda la familia, que se había reunido en su casa de campo de fin de semana a jugar al criquet. Cortás.
A los cuarenta, empezás a frecuentar el Golden con un par de amigas divorciadas y otra solterona.

Es hora de pensar si es esto lo que queremos para nuestras vidas…
Yo digo que no, no, no y no.
Aprovechemos ahora, estamos en la edad de llevarnos la vida por delante. Vivamos la vida, disfrutémosla, descontrolémosla. No nos bajoneemos si no aparece el príncipe azul, no nos conformemos con cualquier Carlitos que se nos cruce en la vida.
Busquemos huesos, buenos huesos y vivamos grandes momentos.
No nos subestimemos, la vida es larga y ya va a aparecer un compañero de ruta para el resto de la vida. Pero éste quizás no sea el momento.
No te preocupes si estás deshuesada, tenete fe y sentite una Diosa. La confianza empieza por una misma.

Por eso esta noche, cuando te vayas a acostar, rezá un Padre Nuestro y pedí: “Ay, Diosito Santo, bajame ya un Hueso…van pasando los años y todavía lo espero!”

Manjula
Post dedicado a Chuletas, compañero inseparable del grandioso Doug Narinas.
Du-du-du-du-du-ru-du-du-du-ru-du

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