Balde y palita pa' la playa

Voy a volver a los huesos de verano… que aun no se termina el calorcito y siempre quedan denuncias pendientes…

Uno de los inconvenientes que se nos presenta en esta época estival es cuando nuestro objetivo no es un huesito de carne fresca made in La Costa, sino uno que ya hemos roído en Buenos Aires, en la cotidianidad del hogar.

El hecho de no poder dejar atrás, y por ende, no poder renovar nuestros actos huesísticos hace que por ejemplo, compartir una madrugada después de la salida de un boliche totalmente ebrios, no sea algo cercano a lo patético (imaginemos: en ella, maquillaje corrido, transpiración ya seca en la musculosa, en algún momento sexy, pelo inflado y un caminar a tropezones por causa de los tacos. En él… bueh… mínimo olor a alcohol emanando de todos sus poros y transpiración aún no seca, de hecho, remera aun sudada). Al contrario, esta escena se convierte en una imagen de comedia romántica yankee: él y ella, felices y sonrientes, caminan por la rambla al amanecer, abrazados (que no se diga que es porque no se pueden mantener en pie por sí solos), el mar y su espuma musicalizando el momento. La inmensidad del cielo como testigo.

Es ley, un paisaje bonito siempre va a hacer que tu hueso de Buenos Aires, que hasta entonces gracias si pensabas en él durante la semana, parezca el príncipe azul en su corcel dorado y vos la damisela en peligro.
Como sabés que lo vas a seguir viendo y pensás que él también sabe eso, le empezás a creer en su discurso de hueso charlatán.
Sí… Sí… también el atardecer sumado a los paseos por las dunas funcionan como la oportunidad clave, el clímax, donde el hueso aprovecha para desplegar toda su poética, ese lenguaje inútil de poesía barata que le enseñaron en la primaria y en la secundaria y nunca más pudo usar. Es más una cuestión de necesidad de hablar de más que cualquier otro sentimiento que pueda tener.

La abraza por la espalda, le acaricia el pelo, y le promete algo diferente, el mar y sus moluscos (¿?)… Apela a un discurso romántico-meloso, que a ella le revuelve un poco las tripas, pero finalmente se echa la culpa por ser tan desconfiada y no darle ni siquiera una oportunidad. Empieza a cambiar la actitud, porque él se lo pide… mensajitos, ganas de verse, etc…

Pero…
todos sabemos que los huesos siempre serán huesos… y la mayoría bastante boludos (por eso este manual existe, ¡para erradicarlos de una vez!). Sabemos que lo más probable es que dos días después ella se lo cruce en la rambla con otra de la mano, prometiéndole amor eterno.

Allá ellos…

Minujin, Marta

*dedicado a los maestros y profesores de lengua y literatura que tantos frutos han dejado en los jóvenes de hoy día.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias marta por escribir mi historia..!!!..jajja..por dios..!! BASTA DE HABLAR DEMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Anónimo dijo...

me queda una pregunta...
un chico con novia, se puede considerar hueso?

Anónimo dijo...

"todos sabemos que los huesos siempre serán huesos… y la mayoría bastante boludos"

amén hermana!
ajajajajajajajajajajaja

Anónimo dijo...

Luly: Yo creo q más q Hueso sos amante... pero... si se comporta como Hueso... dejemos el tecnicismo de lado

Anónimo dijo...

Bien, amigas..sigan asi !! Saludos norteños, ahora cordobeses y nos vemos a la vuelta!

Anónimo dijo...

Simplemente excelente Blog... Me lo lei todo en una tarde chateando con un proyecto de huesito jaja

Tantas historias con las que me senti identificada y reflejada!

Saludos y espero más historias, tal vez un día me animo y cuento alguna!

Lady Colombres dijo...

qué onda? QUÉ ONDA?? esa es la pregunta que nos hacemos con mis amigas desde hace unos meses, y cai en el blog!
cualquiera... hay que derrivar el mito que dice que los hombres son los que piensan en solo estar para cojer. se entiende?
los histericos me ponen del bonete.

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