Mitos hueseros

Estoy cansada de los mitos. Esas mentiras que se transforman en verdades y que sólo con alguna demostración empírica te das cuenta de que son bluff.
No se ustedes, pero yo viví alguna que otra en la adolescencia. Me acuerdo de que se solía decir que X estaba buenísima. Todo el mundo en el colegio la miraba mientras se les caía la baba. La cosa es que ésta X se fue del colegio y seguimos pensando en lo hermosa que era. Pasaron un par de años y cada vez que se la nombraba, algún varón soltaba un “mmm que minón”. Resulta que no se quién la vio y la que era un hembrón, ahora se había transformado en una gordita. Osea que pasamos años idolatrando un cuerpo pasado!

Lo mismo me pasó con Bariloche (que a nadie se le ocurra decir bariló porque me crispa los nervios). Creo que desde que entré a la secundaria, que todos comentaban “como se coje en el viaje de egresados, papá”. A mi la verdad que no me interesaba porque estaba de novia y por más que estuviera soltera no me iba a garchar a un fucking desconocido (descontando que era una virgencita). Pero imaginaba el descontrol en los pasillos, tenía miedo de un día llegar a mi cuarto y encontrar a un compañero toqueteándose en mi cama.

Todo hasta que llegó el día de viajar. La joda del micro duró 12 horas de las 24 que tardaríamos en llegar. La otra mitad estuvimos todos durmiendo. Ya me llamaba la atención.

Después descubrí la primera mentira: los coordinadores. En cada historia juvenil no falta la anécdota de que buenos que estaban o que copados que eran. Los nuestros tenían algún retraso mental o directamente eran brian-less. Pongale que la inteligencia a esa altura no importaba, eran más feos que un vómito. Al que le decían Beckham, tenía una mezcla de los dientes y lo rubio de Marley, con la cara de pelotudazo de Riquelme. Hagan un esfuerzo e imaginen. El otro estaba entrado en años, era casimédico y se la pasaba durmiendo. No te coordinaba un carajo.
Fue partir de ahí que suprimí cualquier tipo de aventura que podría llegar a tener alguna amiga mía con estos sujetos. Posibilidad de huesear durante el viaje: 80%.

Luego el segundo mito: los pibes de los otros colegios. Para empezar a describir, nosotros fuimos con dos escuelas más. Uno en el que, de 15 alumnos, sólo había dos varones y no los noté en todo el viaje. En el otro serían 8 minas, que por lo finísimas que eran tranquilamente podrían haber pasado como hombres. Pero no lo eran. El primer contacto para ir visualizando cualquier modalidad de compañero sexual durante los 11 días no sirvió.
Posibilidad de huesear durante el viaje: 60%.

La tercera mentira: nuestros propios compañeros. Vamos al mismo curso con todos desde los 3 años. Conocemos sus casas, sus madres, las veces que se mearon encima en el jardín, sus novias y demás. Nada menos erotizante que considerarlos casi tus hermanos. La única esperanza eran los de la otra división (los del “A”). Nos los queríamos tanto ni compartíamos tantas cosas, eran un target copado. Hasta que uno cayó con un envase de AXE en la mano y nos dimos cuenta que lo usaba para drogarse. No es joda, inhalaba desodorante todo el día. Calculo que ninguna se iba a atrever a acostarse con una persona con tal grado de sustancias químicas no recomendables en el cuerpo. Posibilidad de huesear durante el viaje: 40 %.

Cuarta indignación: modalidades de encare. Como conté mas arriba, las chicas que nos tocaron en suerte para acompañarnos al viaje no eran de lo más agradable. Sin embargo, a las 5 de la mañana y con litros de alcohol en vena, si es mujer, mejor. Por eso los chicos se empecinaron en conseguirle a J una minusa. La convencieron a ella y lo llamaron para que comenzara con la “operación levante”. Cuando la vio, y sorprendido de la remera de red roja que se había clavado la lady, la saluda con un “hola, alto mosquitero”. No me acuerdo cual fue la puteada más leve que le dedicó porque la música estaba alta y mi cerebro no respondía. Posibilidad de huesear durante el viaje: 20 %.

Quinto mito: en Bariloche se coje en paz. Olvidense, si están a punto de ponerla, no va a faltar hijaputa que les corte la inspiración. El mismo J, al fin había encontrado amiguita sexual. Fue, la llevó al cuarto y cuando los planetas se había alineado para el coito, cae una buena onda que se paró enfrente de la puerta y, a los gritos, decía: “¡me quiero ir a dormir, este es mi cuarto y no me importa lo que están haciendo, salgan ya!”. Imposible intimar así.
Posibilidad de huesear durante el viaje: 10%.

Por último, sexta mentira: el entregue fácil. Yo no se si nuestro viaje fue una joda, pero nadie la puso, y miren que no faltaron ganas eh. Ya por los últimos días, había buena onda con las del otro colegio. Al ver que eran su last chance, mis amigos enfocaron en ellas. Las chicas parecían responder al levante y encararon para el cuarto nomás. Al otro día corrimos desesperadas para que nos contaran como había sido la noche, si con orgía incluida o no! La noche fue tranquila, las muy forras se acostaron con ellos y no entregaron ni un vaso de agua. Les apoyaron el culito en pijama, pero no paso nada. Posibilidad de huesear durante el viaje: 0%.

He aquí el peor viaje a nivel sexual que hubo en la historia de los colegios. Me han contado millones de anécdotas de pibas que peteaban en el micro, orgías de a 4, pero nosotros cantábamos en los pasillos. Éramos demasiado jóvenes e inocentes, cosa que le falta a demasiado a los pendejos sádicos que egresan hoy en día.

Angelina.-




Dedicado a Manjula y Marta que vivieron conmigo estas desventuras en Bariloche.