Tipo de huesos que podés encontrarte en la vida. Hoy: “Llevo el rock en las venas”

Me toca describir el mundo huesístico que me tocó en suerte, que conozco desde bambalinas. Si bien uno siempre está abierto a conseguir hasta las variedades más exóticas de huesos pa’roer, la verdad es que por H o por B terminamos, en la mayoría de los casos, dando vuelta por el mismo universo. ¿Por qué? Dos razones: todos somos hijos del rigor, ¡y nos encanta! Si con un hueso nos fue mal, seguro que al siguiente lo vamos a buscar lo más parecido posible, para ver si esta vez zafamos o volvemos a chocar de lleno contra la pared. Y segundo, porque un mundo de huesos de X tipo es como un campo magnético que ejerce una fuerza sobrenatural sobre nosotros. Es una especie de isla de Lost que no nos deja huir para ningún lado.

Por eso, hoy me voy a dedicar a los huesos rockeros, pero no justamente a los que escuchan rockito cuadrado, usan riñonera y zapatillas topper (no, por favor!!), sino a aquellos hombres que tienen la palabra “ROCK” tatuada en la frente, que por sus venas no corre sangre roja ni azul, sino litros y litros de música, metal y aguante (y, por supuesto, alcohol, mucho, pero mucho alcohol más diversas o no sustancias tóxicas).

Lo bueno de salir con un hueso así es que le va lo “solitario”. Se banca una “cita” con vos a solas, y no tiene necesidad de llamar a los otros 15 monos de su grupo de amigos o los otros 4 integrantes de su Quinteto Fusion-Band. El señorito se las arregla muy bien con esto del diálogo, la cerveza, la noche y una chica. Aunque su preferida, por supuesto, es la birra, o el fernet, o el vino sino queda otra. También acepta una mezcla de las tres bebidas anteriores, por supuesto, sin olvidar el vodka con sprite para bajar.

Imaginemos que una noche entera con ésta fórmula siempre tiene el mismo genial destino. Al menos que la mujer a estas alturas de la madrugada tenga algo parecido a fuerzas para negarse. La pregunta es: por qué se iba a negar!? Todo se nos presenta maravilloso: un hueso embebido, que nos embebe, que nos charla, que por ahí en una de esas baila… qué sé yo… parece bastante versátil.

Aunque por ahí tenés la desgracia de que le salte el poeta interior y te recite alguna de las canciones que estuvo escribiendo tirado en el sillón de su pieza en calzones y oliéndose los chivos. Si hay algo que les gusta a los rockers, es hacerse, y que vos notes lo rebeldes que son. Cuán poco socialmente correctos son: te cuentan hace cuánto que no se lavan el pelo, cuándo fue la última vez que comieron con cubierto y en algo parecido a una mesa. (Juro que me dan ternura.)

Estos huesos tienen trabajos como chico delivery, transportista de microondas, catador de helados, repartidor de insumos para hospital (que ahora deben ser el boom!!), etc. Cualquier trabajo que lo mantenga cerca de la calle para él va a ser bueno. Necesita por sobre todas las cosas sentirse un pibe de barrio. Mantener su espíritu en contacto con lo que le pasa a la gente común. Aunque después puteen horas y horas a su empleador. Obreros del mundo, Uníos!!

Si te invita a su casa un día de semana, después de tal jornada laboral y varias noches sin dormir, porque no olvidemos, el chico es puro rock y never never in the life se queda encerrado en su casa a la noche, alegando cansancios varios (los que acabo de describir) apoyará la cabeza sobre tus pechos desnudos y te contará sobre las penurias de su vida. Vos sentís algo parecido a la confianza, y querés entablar algo parecido al diálogo, contandole también de algún percance en tu vida, por ahí, las tendencias suicidas de tu mascota, o cómo últimamente el piloto del termotanque viene fallando, o, tal vez, del transplante de hígado que te tenés que hacer en el próximo mes. Pero, él, por supuesto, ya no está con nosotros, se ha dormido dulcemente, tal vez soñando con Iggy Pop, y tu vida ya le importa un carajo. Y te lo digo así, sin filtro, porque a mí también se me pegó el modo rocker.

Por eso, si me preguntan, recomiendo visitar de jueves a domingo a los huesos rockeros… en la semana dejá que se quede con sus amigonches del BARRIO, y de la guitarrita.

Minujín, Marta

*dedicado a los huesos que tienen rock en las venas. Son mis preferidos, y siempre lo serán. Tienen mi aguante.