Diálogo con un colifa

Hay un hombre que dice estar enamorado de mí. Cada vez que lo veo, me clava la mirada, me hace ojitos, exclama “hola, morocha” y me declara su amor por enésima vez.
Como saben, yo estoy comprometida con Apu, pero sin embargo me encuentro abierta al diálogo, como el Gobierno de Cris. Es más, me animo a decir que detesto a las minas que ignoran a los flacos que se acercan a hablarles. ¿Dónde han quedado los buenos modales y la educación? Que una mujer le dirija la palabra a un muchacho, no necesariamente significa que vaya a tener sexo desenfrenado con él (aunque no debe descartarse esta posibilidad). Por eso, cada vez que un hombre se acerca a hablarme, yo le charlo sin más. Alguna vez me han tildado de histérica –debo reconocer-, pero no: yo lo hago de re-copada que soy. En mi próximo post nos ocuparemos de este tema. Mientras tanto, lo comentaré con mi psicoanalista.
Volviendo al tema que nos ocupa: hay un hombre al que tengo loco de amor. Él trabaja de ordenanza en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, es bajito, morochito (OJO, yo tengo UN amigo negrito. Y yo), pelo largo, tiene seis hijos, unos treinta y cinco “pirulos”. Todo lo que se dice el candidato ideal, si no fuera por un detalle (por supuesto, además de la existencia de Apu): mi pretendiente está colifa-colifa. Literalmente. Lo que pasa es que para entrar a trabajar en el GCBA, no nos realizan examen psicofísico. Menos mal. Sino, más de uno estaríamos con los clasificados debajo del brazo. Pero el muchacho en cuestión se excede: está más cerca del estilo Peter de Polvorines que de la gestión PRO del Mauri.
Resulta que el otro día tuve un diálogo interesantísimo con mi enamorado, que quisiera compartir con ustedes.

- Hola, morocha, sabés que estoy enamorado de vos ¿no?
- Sí, sí, ya me lo dijiste.
- ¿Tenés novio vos, morocha?
- Pero eso ya me lo preguntaste, se ve que le preguntás lo mismo a todas las chicas.
- Sí, se lo pregunto a todas. ¿Pero vos tenés novio?
- Sí, tengo novio.
- Entonces va a haber que matarlo.
- ¿Te parece?
- Lo tiramos al Riachuelo y listo.
- ¿Una muerte menos cruel no puede ser?
- No, porque sino va a haber velorio, vos vas a llorar sobre el cajón y te vas a poner triste
- Suena lógico.
- En cambio, si lo tiramos al Riachuelo, vos vas a creer que desapareció porque se fue con otra mina, y te vas a tener que buscar un novio nuevo.
- Ah, tenés razón.
- ¿Quedamos así entonces? Pensalo…
- Ok. Lo pensaré.

Así que aquí estoy hoy, unos quince días después, pensando. ¿Tengo que seguir abierta al diálogo, o esto ya se está tornando turbio y peligroso?

Salú,
MANJULA

*Post dedicado a los internados del Borda y, por qué no, a Guillermo Borda.